Con ahorrar ya no basta.
Después de años con subidas apenas relevantes de precios, o incluso con caídas –como sucedió en el 2020 por la pandemia-, la inflación está de vuelta y amenaza con encarecer todos los créditos, especialmente los hipotecarios, cuya tasa no ha parado de subir en medio de la preocupación de quienes están cotizando una vivienda y que han debido repensar si lo toman o no: cada alza implica un dividendo mayor, que además se debe pagar en UF, que solo durante este mes subirá $ 361, más de $ 10 por día.
Este viernes el Instituto Nacional de Estadísticas, INE, informó que el IPC saltó 1,2% en septiembre, con lo cual la inflación en 12 meses en Chile llegó al 5,3%, su mayor nivel desde agosto de 2015. Y acumula un 4,4% en lo que va de este año. Y en vista de ello, ya se prevé que el Banco Central seguirá subiendo la tasa de interés, que está en el 1,5% y podría llegar hasta el 3% en diciembre.
Ello implica el alza de la tasa de interés aplicada a los consumidores para los distintos créditos que soliciten, lo que aumenta el costo de endeudarse.
Isabel Letelier, subgerente de Operaciones de Inmobiliaria Insta, indica que esta situación encarece el acceso a una vivienda digna para las personas que ganan menos de $700 mil, ya que ha disminuido su posibilidad de obtener un crédito.
Las condiciones cambiaron
Maricarmen Godoy llegó hace seis años a Chile; proveniente de Venezuela, trabaja vendiendo seguros en Las Condes, tiene 36 años y vive con su hija en un departamento de Estación Central.
Hace dos años comenzó a pensar en dejar el barrio, ya que se estaba poniendo un poco peligroso y el edificio tenía constantes problemas de infraestructura. En 2019, decidió firmar una promesa de compra de dos departamentos, uno para vivienda y otro para inversión, ambos inmuebles de 2.400 UF.
Al momento de firmar la promesa cuenta que los créditos hipotecarios estaban con una tasa de interés del 2,3%, pero al momento de solicitar los préstamos en 2021, las condiciones habían cambiado. Debía decidir si compraba o no los dos departamentos, y decidió echar pie atrás en la compra del departamento para inversión, ya que no podría pagar dos dividendos y el valor del arriendo de la propiedad destinada a inversión no lograría suplir la cuota.
“Yo pensaba arrendar el departamento en $ 350.000, pero el dividendo salía $ 100 mil más, desistí”.
Un 60% de su sueldo se le irá en pagar el dividendo de su vivienda, gasto que se suma al envío de remesas que debe hacer todos los meses a su familia en Venezuela. “Para surgir hay que apretarse el cinturón”, sentencia.
El sueño se diluye
Juan Carlos Delgado tiene 59 años, y desde joven sueña con tener una vivienda propia. Durante gran parte de su vida ha ahorrado, pero no es suficiente. Ha recurrido a distintos bancos para solicitar un crédito hipotecario que se adapte a sus necesidades, sin éxito. El aumento de la tasa de interés y la carga anual equivalente (CAE) lo han hecho desistir de sus sueños.
El último crédito que cotizó tenía una tasa del 3,2%. Antes le habían ofrecido un 2,8%. Aumento que acompañado del encarecimiento de la UF, le hacen imposible pagar un dividendo a futuro. Su sueldo es menor a $ 700 mil, con el cual debe pagar la universidad de sus hijos y ser el proveedor de la casa.
Dada su edad e ingreso, la banca está cada vez más reticente a prestar dinero. Varios ejecutivos le han recomendado que postule a un subsidio, pero no le apetece la idea, ya que le significaría aceptar una casa ubicada en la periferia de Santiago. “Creo que me tendré que acostumbrar a la idea de que arrendaré por siempre”, indica Delgado.
Atraso del crédito
Gonzalo Alliende trabaja como administrativo de una empresa en Recoleta, tiene 34 años y es padre de dos hijos menores de 10 años. Desde que se casó, hace ocho años, desea dejar de arrendar y comprar casa.
Al ver la tasa de interés tan baja, en marzo de este año decidió dar el paso, y firmó la promesa de compra de una casa de $ 170 millones en Padre Hurtado, con un crédito hipotecario preaprobado a una tasa de 2,6%, que le cubriría el 90% del costo de la vivienda. Pero ahora la tasa es de 3,2%.
Esperaba recibir su casa en agosto, para firmar el crédito hipotecario entre septiembre y octubre, pero producto de la falta de mano de obra en la construcción, la entrega de la vivienda se atrasó en un par de meses. El banco le dijo que dadas las condiciones macroeconómicas, debía reevaluar su situación crediticia.
¿Qué hacer?
Si quieres comprar una propiedad, los expertos recomiendan comparar los créditos hipotecarios, fijarse en el CAE y que el dividendo no supere el 25% de tu ingreso (algunas entidades lo calculan con el 30%).
Una salida es comprar mientras el proyecto se construye, porque la promesa de compraventa permite “congelar” el valor de la propiedad, usualmente más barata antes de estar terminada. Eso permite negociar el crédito hipotecario en dos o tres años más, cuando quizá ya hayan bajado.
En caso de haber comprado en verde antes del aumento de los créditos hipotecarios, Felipe Aldunate, Gerente Comercial de Smartchoice, recomienda tomar el crédito y esperar hasta que la tasa de interés baje para renegociar el contrato y obtener una tasa menor. Si es que esto no resulta, Isabel Letelier, de Inmobiliaria Insta, indica que existe la posibilidad de ceder la promesa de compra a un tercero a cambio de otra promesa.
“Chile es uno de los pocos países que financian aún al 90% con seis meses de gracia a 30 años con tasas relativamente bajas”, concluye. Aldunate.
Fuente: DFmas